Y a decir verdad...
Se sufre amargo el dolor,
sus besos de Judas como la primera vez,
lujurioso y suave licor,
como amor eterno en la vejez.
Luna llena y su desnudez.
Un rey sin su reina no vale nada,
como en el ajedrez.
Lucharía por ser luz en tu cornea,
soldado sin espada,
como Don Quijote por Dulcinea.
Pero mis esperanzas arden en su hoguera.
Engañado por lucifer,
que me robo el sueño a cambio de estas ojeras.
Tenía mas que ganar a perder
pero lo que perdía valía la pena conservar.
Que fui un cobarde en vida con miedo a querer,
sabiendo que contigo sería inmortal.
Y a decir verdad,
endeude mi corazón en aquel bar,
en el de las copas cargadas que saciaban mis penas
y sus camareras de besos a pagar...
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