Parece que hicimos un pacto con lo indeterminado, con la nada y con la suerte, ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo vamos a estar ridiculizando esta situación que ambos vemos necesaria? ¿Hasta dónde? ¿Hasta dónde llegan estas ganas de ti? ¿Hasta cuándo podrá soportar el camarero del bar de abajo las penas que tú produces? Innecesaria incertidumbre, innecesaria tristeza, innecesario el dolor que ambos sentimos, como innecesario es que tenga que sentarme en mi escritorio para demostrar al resto del mundo que no te necesito cuando es lo que me mantiene vivo en este mundo de cuerdos relojes.
Y fin, no creo que sea necesario seguir con esto...
Un loco en la colina
J.A.Morales Manrubia
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