A veces,
me entran dudas
y predico navegar
en un mar de contradicciones
que no suele terminar
en buen puerto.
Otras salgo a flote,
y trato de no hundir
en desilusiones
la poca esperanza
a la que se aferran
aquellos piratas
por encontrar su tesoro.
Y es que cansado
de los gritos de socorro
y los mensajes embotellados,
que tuve que lanzar,
hice de esta isla
mi prisión con vistas al mar.
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