encajonados ante pupitres vacíos;
olvidos en infancias sin regreso
dormidos los niños esperando un paraíso.
Fueron niñas de alas cortadas
educadas en complejos impuestos,
obligadas a esperar y ser princesas
que leen pero no escriben su propio cuento.
Fueron educados en fronteras,
en parejas y medias naranjas,
sin amar la piel extranjera,
ni soñar con ser sola y estar completa.
Fueron educadas en la competencia
en la economía y el libre mercado
que tras banderas esconden miserias,
silencios del capital y el patriarcado.
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