Rompo el silencio
haciendo añicos cristales
por no ahogar por dentro
y dejar escapar sus males.
Marchar del sufrimiento
con la mirada entumecida
haciendo del adiós recuerdo,
despidiéndose de la vida.
No me pidas volver,
cuando mis pies piden volar;
caer en mil pedazos
que se saben levantar.
Nada del pasado,
ni amor, ni tristeza, ni final.
Vuelvo de estar cansado
y sé que eso no es amar.
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