Otro monólogo absurdo de gemidos imaginarios,
y mis ganas de sentirte dentro.
Dentro de mi cama, o de mis sueños,
que se desvanecen en el sexo más ridículo.
Otro epitafio al sudor de tu pecho
y los arañazos que sangran mi espalda.
Miradas sucias y agazapadas,
que esquivan unos ojos hambrientos.
Otra guerra sin armadura,
de esas en las que sobra la ropa
y los títulos nobiliarios.
Otra crónica de muerte anunciada
y el vértigo de caer en su sonrisa,
justo en su hoyuelo derecho.
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