Imagínate a dos mil kilómetros de distancia,
ciudades que no se sitúan en los mapas
y fronteras que aún no han caído.
Idiomas distintos,
culturas distintas,
sueños distintos,
y formas de decirnos que "no"
de manera distinta.
Espacios temporales que no cuadran el reloj,
años, siglos, milenios,
calendarios que no comienzan con el nacimiento de ningún mesías.
Imagínate,
universos paralelos,
planetas sin banderas
e islas desiertas sin botellas,
ni mensajes de despedida.
Imagínate, imagíname,
desnudo,
expuesto a cualquier terremoto,
tormenta, huracán
o circunstancia adversa,
pero imagíname, cerca,
que si hemos vencido siglos,
distancias y circunstancias que no quisimos llamar destino,
que al menos no haya sido en vano.
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