Los silencios que hoy escribo vienen acompañados de faltas ortográficas,
y es que poco nos queda ya por callar.
Después de haber roto este silencio y haber perdido algo más que el tiempo,
reconozco que lo aproveche para encontrarme.
Hoy sé algo más de mi, más de lo que se cuenta en las calles,
pues allí no suele habitar el silencio.
Se puede decir que desperté, como despiertan los silencios,
inundado en un mar de contradicciones.
Fueron muchas conversaciones con mi yo interior
y el propósito de evidenciar errores.
Hoy estás ausente me dije, esperando obtener respuesta,
pero nadie respondió.
Será que por mucho que Soledad tenga nombre de mujer no suele hablar con extraños,
y mira que nuestra relación venía muy de lejos.
Pero no quiero culparla de mis errores,
gracias a ella al fin me encontré.
Jose Antonio Morales Manrubia
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