La quise,
porque humana ella,
me enseño a volar
y no tener miedo.
La quise,
porque congelando el tiempo
conseguía que las manecillas del reloj
siempre apuntasen hacia ella.
La quise,
porque saciaba la sed de mi ser
y no lo desgastaba.
La quise, y la quiero,
porque sufriendo por el dolor ajeno
lo hacía propio.
La quise, y la quiero,
porque gritó y no se resigno.
La quise, y la quiero con miedo
con miedo a morir de amor.
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