Paseo por las madrugadas
cuando el frío todavía aprieta,
perdiendo la paciencia
y en la baldosa una mirada.
Ya no me sigue ni mi sombra
murió tras la farola,
ahora los pájaros cantan
y silencian la gramola.
El último cigarro a casa,
la última llamada que me hago
vuelvo desnuda el alma
y partida de aquel trago.
Torturando una respuesta
en el espejo sigo roto,
ya acabó la fiesta
y he vuelto a dormir solo.
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