Comprendí que la vida es una estación,
por eso de la temporalidad,
las prisas y despedidas,
y aquellas personas que nos visitan.
Comprendí que hay trenes que se escapan,
otros que vuelven,
otros de los que es mejor bajarse a tiempo,
pero que nada sería lo mismo si nunca se hubiera cogido.
Por eso de que los trenes solo pasan una vez,
y que las vistas no son las mismas,
comprendí que los trenes se inventaron para viajar,
y que no tengo intención de bajarme en la primera parada.
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