Mírenla a los ojos,
y díganme ¿qué ven?
¿O son mis ojos
que ven en los suyos
su particular forma
de amar al mundo?
Díganme,
si acaso me equivoco
cuando confundo sus ojos
con volver a amanecer.
Díganme
si estoy loco,
que yo no entiendo de enloquecer,
solo sé que muero al poco
pero resucito para volverla a ver.
Díganme,
a quién le brindo esta suerte
de ver sus ojos en mis ojos
y el escalofrío
recorriendo mi piel.
Díganme,
a quién le brindo
si sus ojos no están presentes
para brindar conmigo;
brindo para volver a verlos
y tener la suerte
de que sientan lo mismo.
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