Mis dedos pueden ser un teclado,
en mis ojos la fotografía;
del puño que aguarda el ideario
y en la sonrisa protege la alegría.
Mi sangre puede ser la tinta,
en el corazón la base y soporte;
para otra realidad distinta,
en mis piernas el transporte.
Mi voz puede romper el silencio
y en mis hombros soportarlo,
para ser con el cuerpo un ejemplo
y con la vida demostrarlo.
Es nuestro deber responder,
conocernos para luchar;
que el hombre, y la mujer, pueden ser,
máquinas de transformación social.
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