Sigo buscando a "la que vuela" con intención de compartir jaula, y no.
Que ya perdí el norte, y el sur, la brújula, el mapa,
y el sentido de coordinar dos cuerpos en busca de un nuevo pecado que aún sigue sin tener cura.
No hay camino, ni cenizas que resurjan al fénix que terminó por arder.
No hay tiempo, ni relojes que lo paren,
ni balas que disparen sobre conciencias que se hallan muertas.
No hay nombres, ni etiquetas,
ni miedos que encierren a la luna más de una noche en la misma ventana.
Será que tengo todo lo necesario para mantener en hora a los malditos pensamientos que afloran en mi cabeza.
Será que no necesito ver la luz más allá de estas cuatro paredes,
ni necesito gritarle al mundo las injusticias que ha creado en mí.
Será que ya no miro el reloj,
que no me paro por la calle para observar a cuántos grados estamos de morir congelados,
será que no necesito nada más.
Será por ello que a veces necesito romper con la monotonía,
y sentir calor, placer,
o miedo por rechazar el destino y la incertidumbre que causas.
Quizás no esté bien hablar de caminos, ni destinos,
quizá lo único que necesite es aprender a parar el tiempo,
y que le jodan a lo establecido.
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