Lluvia de oro que engendró a Perseo,
semidiós condenado a la eternidad del deseo,trofeo, estar entre los brazos de Morfeo,
descender al inframundo en tu búsqueda como hizo Orfeo,
Dios de la lira y de la música,
hijo de Calíope, musa de la poesía épica.
Nacer siendo sabiduría como Atenea,
buscar respuestas más allá de que te crea,
luchar por la guerra justa es tu tarea.
Que daríamos por vivir en el olimpo,
por conquistar a Calisto,
y tener entre nuestros ojos lo nunca visto.
Ares o Hefesto, ser creadores de unos dioses,
como ellos fueron de las guerras o de los fuegos.
Tanta lucha de egos,
tanta envidia de Hera sobre esos infieles cuerpos.
Pero dicen que siempre hay una luz en la oscuridad,
será por ello que nace Apolo de la profundidad del mar.
Dioses ha habido y más que habrá,
pero siempre admiraré a Dionisio, dios del vino,
único dios que se merece una escritura entera.
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